Contaminaciones que no se ven: El Ruido
Por lo general, es más fácil que estemos atentos a la contaminación que podemos ver: la basura. Pero, hay otros tipos de contaminación que tienen efectos perjudiciales y que solemos pasar por alto. Una de ellas es la auditiva o sonora.
Es fácil notar cuando pasa una motocicleta con un motor ruidoso, un camión, los cohetes o que los vecinos tienen la música a un volumen muy alto porque nos molesta. Incluso, hay personas muy sensibles que sienten dolor en los oídos con estos ruidos. Y, si tenemos perros, todo esto es mucho más visible.
Pero, más allá de lo molesto que puede ser para nosotros, hay otras repercusiones que debemos conocer. El ruido afecta a los animales, alterando sus ciclos de reproducción y de descanso. Además, puede causar que se desorienten y esto afecta sus ciclos migratorios; todo esto, pone en peligro su subsistencia, contribuyendo a que estén en peligro de extinción.
Cualquier ruido que esté por arriba de los 65 decibeles es considerado como un contaminante. Si alcanza los 75 se vuelve dañino y, al llegar a los 120, causa dolor. Para darnos una idea más concreta: el claxon de un carro tiene una potencia de 90 decibeles, aproximadamente.
La contaminación sonora puede tener efectos negativos en nuestra salud y causar tinnitus que puede derivar en sordera, aumento en la presión arterial, gastritis, colitis, estrés, depresión, ansiedad, irritabilidad e insomnio. Estos síntomas pueden aparecer en animales, también.
¿Qué podemos hacer? Tener conciencia sobre esto es lo primero. A partir de ahí, podemos mejorar nuestros comportamientos y no usar el claxon, hacer acuerdos vecinales sobre el volumen y horarios de la música, buscar iniciativas ciudadanas que prohíban el uso de cohetes y explosivos en fiestas, e incluso, promover que el gobierno mejore las condiciones del transporte público para que hagan menos ruido.
Depende de nosotros mejorar nuestra estancia en este planeta y con cambios sencillos de hábitos podemos aportar mucho. ¿Estás listo para cambiar?